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Opinion

Tereseñidad

Martes, 4/4/2023 El gentilicio es una expresión, casi en desuso, para referir el origen geográfico o racial de una persona, animal o cosa. Este adjetivo ubica el arraigo de una persona a un lugar, y está estrechamente ligado a las costumbres y tradiciones.


Es así como al nacido en Caracas, caraqueño. Los nacidos en Santa Teresa del Tuy son llamados tereseños; en santa Lucía están los luciteños. También aplica para las nacionalidades; al que nace en Venezuela se lo llama venezolano; los nacidos en Colombia, son colombianos; los nacidos en Estados Unidos son llamados estadounidenses, etc.

También identificamos a los animales o a las cosas con el gentilicio de la región de donde proceden, como por ejemplo: el queso guayanés, porque procede de la región de Guayana; la chicha andina, viene de Los Andes; el caimán del Orinoco, el perico de Miranda, etc. También encontramos gentilicio en una manifestación cultural o un ícono tangible o intangible; como por ejemplo “Los Diablos danzantes de Yare”.

Para escribir el gentilicio, en cualquiera de sus acepciones, no requiere de su primera letra en mayúscula; escribirlo en minúscula, basta. El castellano brinda la oportunidad de recoger la composición de un gentilicio en una sola palabra; por ejemplo, los nacidos en Santa Teresa del Tuy no tienen por qué llamarse santatereseños; simplemente son “tereseños”. Son las bondades del lenguaje.


Cuando asumimos el gentilicio como personas estamos adquiriendo un compromiso con el lugar donde nacimos; en muchos casos no es una condición “sine qua non” tomar el nacimiento para adquirir el gentilicio; también se adquiere por arraigo, por costumbre y voluntad propia. De allí la expresión de “hijo adoptivo de este pueblo”, es cuestión de valores y principios; quedando al libre albedrio del lenguaje el uso del género: masculino o femenino.

Definido el gentilicio, buscándole trascendencia al comportamiento espiritual, social y cultural, en todas las actividades propias del hombre; como la ciencia, el deporte, la literatura, la música, el comercio, la religión, costumbres y tradiciones, etc. Es como llegamos a una condición superior que trasciende el gentilicio: la tereseñidad, la cual requiere de un perfil conveniente para adquirirla.


Para ganarse este galardón corresponde a la sociedad, donde está inmersa la comunidad, hacer de juez; determinar que tal o cual individuo es un símbolo de la tereseñidad; lo cual no es un título nobiliario ni patente de corso para lucirlo, mucho menos explotarlo. Es una nomenclatura abstracta e intangible que se debe llevar con orgullo e hidalguía.


Si sirve de algo podemos enumerar algunas condiciones que apliquen, tales como: haber nacido en la población, la devoción a la Patrona Santa Teresa de Jesús, haber dado muestras de honestidad y apego al trabajo en la sociedad, padre o madre ejemplar, caritativo, bondadoso y justo; cordial, solidario y generoso. Así como también apegado a las buenas costumbres y tradiciones de la población; entre otras virtudes.


Sin descartar que también puede dar muestras de dicharachero, zamarro y desconfiado, comportamiento nada ajeno a todos los tuyeros. Es así como podríamos definir a un tereseño, nacido o no en el terruño, como símbolo de la tereseñidad.


Rafael González

rafagonrg@gmail.com

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