También es complicado, por capricho del régimen, la inscripción en el Consejo Nacional Electoral de los candidatos que aspiran a la presidencia de la República; se torna engorroso. Específicamente, el registro de la candidata de la oposición, que ganó unas elecciones primarias transparentes, organizadas y dirigidas por ciudadanos democráticos, el pasado 22 de octubre del año anterior.

Pero, el mayor conflicto, y se torna mayor porque es desde adentro; cuando se observa en el seno de la oposición una gama de tarjetas partidistas, representadas por supuestos líderes políticos que dicen ser de oposición, salidos de la nada; a quienes se les estregaron estas tarjetas por la vía del Tribunal Supremo de Justicia; y que representan menos del 10% de la preferencia electoral de los votantes. Según nos dicen las encuestadoras más sería del país; lo cual es grave para ellos, pero, como que no lo leen.

Es preocupante que el grueso de electores, en su mayoría independientes y otros agrupados voluntariamente en organizaciones políticas, cuyas tarjetas no fueron admitidas, en otros casos eliminadas, por el CNE; presenten dificultad para votar por la candidata María Corina Machado, porque no fue admitida su inscripción; y tampoco la de su sustituta, la Dra. Corina Yoris.

Es decir, quienes tienen las tarjetas no tienen la gente, pero, quienes no tienen tarjeta aglutinan el mayor músculo electoral. Algo contradictorio.

También es un poco complicado, no fácil de explicar a la gente de a píe, cómo es que si se pudo inscribir el candidato del partido Un Nuevo Tiempo, el actual gobernador del Estado Zulia, Manuel Rosales; y no se pudo inscribir la candidatura de ninguna de las Corina. Es una pregunta que tal vez tenga respuesta, pero que es mejor no conocerla porque podría darnos vergüenza.

En los comentarios de pasillo se habla de un triangulo de maniobra que parte del estado Zulia, pasa por reuniones en la Plataforma Unitaria Democrática y se cierra en el CNE; desde donde minutos antes se apeló al “sacrificio” para salvar a Venezuela y presentar una candidatura “potable” ante la intransigencia del régimen de no aceptar opciones incomodas. Una galimatías que no encaja en la mente de más del 70% de los venezolanos.

Desde hace mucho, desde este teclado, se viene diciendo que la clase política está en deuda con la población electoral. Al parecer de algunos opinadores de oficio, no solamente se encuentra la culpa en el nefasto gobierno que nos tiene “pasando roncha” desde hace 25 años, que son bastante; sino que trasladan la misma culpa a la dirigencia enquistada en los partidos políticos, propios y extraños; que no miran más allá de sus intereses personales, cohabitando con el poder y esperando las migajas para subsistir.

Esto es es lo que hay que cambiar. Es por lo que María Corina salió a sembrar la esperanza y la fe por toda Venezuela. No es posible que habiendo más gente que tarjetas, más votantes que dirigentes; …y algunos no lo entiendan.

Rafael González

rafagonrg@gmail.com