Siempre es importante saber cuándo algo ha llegado a su fin: cerrando círculos, cerrando puertas, terminando capítulos. No importa cómo lo llamemos; lo que importa es dejar en el pasado esos momentos de la vida que ya se fueron, que ya pasaron. Fin de año no es ni un final ni un principio: es un seguir adelante con toda la sabiduría y la experiencia que hemos adquirido. Identifica tus problemas, pero entrega tu poder y energía a las soluciones. De la mano de Dios, camina por la vida que viviste en el año que está terminando: esa es tu historia. Ahora, no busques los defectos, busca las potencialidades. No intentes rebobinar tu vida: la vida no es una película. Si te das cuenta de que el plan A no funcionó, recuerda que el alfabeto tiene 25 letras más.

Hay tres formas de cómo podemos aprender sabiduría: primero, por la reflexión, que es la más noble; segundo, por imitación, que es más fácil; y tercero, por la experiencia, que es la más amarga. Da gracias por todas esas veces que nuestra propia chispa se apagó y fue reavivada por la chispa de otra persona. Agradezcamos al menos con una oración a aquellos que han encendido la llama dentro de nosotros. Amigos, la vida hay que vivirla hacia adelante, con ilusiones, con metas, de la mano de Dios y de la Virgen. Da gracias por tu pasado, porque sí, estuvo de la mano de Dios. Ten presente que con Dios siempre ganamos.

María García de Fleury

Apostolado Mundial de la Virgen de Coromoto

Agencias