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Especial Semana Santa 2025
Domingo, 13/4/2025
La Semana Santa da inicio con la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, montado sobre un burro. Durante esta entrada triunfal, grandes multitudes se congregaron desde el Monte de los Olivos con ramas de palma en las manos, en señal de alabanza. Para el cristianismo, este acto representaba la bendición de Jesús.
Según la Biblia, bendecir implica desear el bien; sin embargo, la verdadera bendición emana únicamente de Dios. Jesús bendecía el pan antes de partirlo en la multiplicación de los panes; en la última cena; así como en Emaús. A través de este gesto, alababa a Dios por el alimento. También bendijo a los niños, a los apóstoles y a la gente antes de su ascensión al cielo. Además, enseñó a sus discípulos a responder con bendición ante las maldiciones de sus enemigos y presentó la felicidad eterna como la bendición final concedida por Dios Padre. En contraste, la maldición recaería sobre quienes no vivieran conforme a las leyes de Dios.
Los judíos piadosos alababan y daban gracias a Dios, reconociendo a Jesús como el Mesías, mientras que la Virgen María era honrada como la madre del Salvador. La alabanza es una manera de reconocer la majestad, el poder y la soberanía de Dios, manifestando confianza y gratitud hacia Él.
El Domingo de Ramos celebra el triunfo de Jesús. En este día, fue aclamado como rey al entrar en la ciudad santa de Jerusalén, montado sobre un burro, mientras la multitud exclamaba: "¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega!" Sin embargo, el reino que proclamaba Jesús no pertenecía a este mundo, como él mismo declaró: "Mi reino no es de este mundo." A pesar de esto, algunas personas no comprendieron su mensaje, pues sus palabras contenían consignas con implicaciones sociales. No vino en busca de su propio triunfo ni del de sus seguidores; tampoco aspiraba a la fama. Su propósito era redimir a la humanidad del pecado y otorgar vida en abundancia. Como él mismo enseñó: "Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios."
La liturgia del Domingo de Ramos se inicia con la bendición y procesión de las palmas. Durante la ceremonia, los fieles reciben las palmas entonando: "¡Bendito el que viene en nombre del Señor!" Bendecir las palmas es una forma de alabar a Dios, ya que el sacerdote las santifica para invocar el favor divino. La palma simboliza la victoria, y al sostenerla, los creyentes expresan que con ella han vencido a Satanás, que pertenecen al equipo de Dios y que, junto a Él, siempre triunfarán.
Adolfo Gelder
adogel@gmail.com