Ella tiene sobre sus hombros ingentes responsabilidades que ningún otro ser humano sobre la tierra posee. Ella debe guiar a toda una familia. Debe darles máxima atención, amor, y cuidados. Sobre ella reposa una gran carga de estrés, trabajo, ocupaciones interminables y labores poco reconocidas y agradecidas. Pero ella no se rinde. Ella avanza con celestial seguridad.

Su trabajo en el hogar es de vital importancia para la subsistencia de todos los integrantes de la familia pero muy pocas veces le agradecemos su entrega absoluta y su sacrificio incondicional. En ocasiones, algunos hijos y esposos creen que ella es una especie de cachifa o sirvienta de uso exclusivo las 24/7. Ella lava, plancha, cocina, organiza, supervisa, es maestra, doctora, réferi y hasta es experta en encontrar objetos dados por perdidos. ¡Ella es una crack del hogar!

Ella dura horas cocinando con amor y esmero los más deliciosos manjares de la gastronomía familiar y casi nunca nadie le dice: ¡Gracias! ¡Qué comida tan deliciosa! ¡Gracias por el esfuerzo! No, ella no recibe ningún cumplido, ni agradecimiento, ni halago. ¡No recibe nada! ¡Qué vergüenza! ¡Qué pena! ¡Qué tristeza! ¡Qué inhumanos somos!

Cuando estamos enfermos ella es la primera en atendernos. Ella es una guerrera. Puede tener fiebre, dolor de cabeza o espalda, gripe, o cualquier malestar físico o emocional pero igual la verás siempre haciendo sus labores con inmenso amor y entrega. ¡Valórala! ¡Ámala! ¡Apóyala! ¡Ella es un ser admirable! ¡Aplauso de pie para ellas! 💕

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Prof. Ángel Espinoza

angelalexander11@hotmail.com