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Lunes, 6/01/2025 Ese día tan especial, dentro de los 12 días de la Navidad, se celebra la fiesta de la Epifanía, que significa la manifestación de la divinidad. También lo conocemos como el Día de los Reyes Magos. En realidad, no eran reyes, sino científicos y estudiosos de su tiempo, que observaban el cielo, las estrellas y los planetas para buscar y encontrar información sobre los deseos y las acciones de los dioses. Sin duda, eran personas de gran riqueza y poder, ya que le llevaron de regalo al niño Jesús oro, incienso y mirra.
El oro es un metal muy preciado que no se corrompe, representando la riqueza, un regalo típico para los reyes. El incienso es una sustancia aromática que desprende un aroma muy agradable al quemarlo y se usa para rendir culto a la divinidad. En el Antiguo Egipto, se usaba en el proceso de embalsamamiento, anticipando que Jesús iba a morir como un ser humano más.
Los Reyes Magos habían venido buscando al rey de los judíos. El Evangelio de Mateo, en el capítulo 2, habla de algunos hombres que salieron de Oriente siguiendo una estrella hasta donde estaban José y María con el niño Jesús recién nacido. Lo adoraron y le presentaron obsequios de oro, incienso y mirra. Es interesante saber que en el libro de Isaías, en el Antiguo Testamento, se encuentra una profecía que describe las naciones del mundo reconociendo a Israel como la luz del mundo, celebrándolo con regalos de oro, incienso y otros obsequios de valor.
Estos obsequios aluden a Arabia, específicamente a las ciudades de Saba y Madián. Las historias bíblicas describen caravanas de camellos con tributos similares que salían de allí. Los persas, famosos observadores de estrellas, cuando llegaron a Jerusalén en el año 614, el único lugar de culto que no incendiaron ni saquearon fue la Gruta de Belén. Hacia el año 700, los Reyes Magos habían alcanzado sus nombres actuales: Melchor, Gaspar y Baltasar, formando un grupo multicultural. Melchor se dice que era un anciano de pelo blanco y barba larga; Gaspar, sin barba y con una tez negra; y Baltasar, con barba. Los eruditos han sugerido que esta mezcla podría referirse a un trío del Antiguo Testamento, los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet.
Lo importante es que esta fiesta de los Reyes Magos recuerda que el mensaje de Cristo es para todas las personas del mundo. En la gran catedral de Colonia, Alemania, hay un letrero que dice: "Habiendo pasado por muchas pruebas y fatigas por el evangelio, aquí reposan los restos de los Reyes Magos". Melchor, Gaspar y Baltasar fallecieron con más de 100 años, habiendo vivido llevando el mensaje de Jesucristo por el mundo entero, mostrando la importancia de ser misionero y evangelizador. Fueron sabios y científicos, quienes, sin saber acerca del nacimiento de Jesús, fueron a adorarlo porque a través de la ciencia llegaron a la conclusión de que estaban frente al Rey de reyes y Señor de señores, Dios. Y con Dios, siempre ganamos.
Maria Garcia de Fleury
Apostolado Mundial de la Virgen de Coromoto