Igual abominación conocimos contra el erario público cuando nos enteramos del robo de los 114,3 Millones de dólares que se desaparecieron en el “Plan Bolívar 2000”, dirigido por el general Cruz Weffer; así como el desfalco en CADIVI por 300 Millones de dólares, comenzando la supuesta revolución. Entre otros tantos que han quedado impunes ante la justicia; e, indiferentes para la militancia psuvista. No hubo mayor revuelo comunicacional porque el liderazgo del difunto, con el control de las instancias de justicia, policiales y militares, más la mordaza de los Medios de Comunicación; capearon el vendaval.

Igual podríamos refrescar las maletas de Antonini Wilson, con más de 800 Mil dólares para la campaña de Cristina en Argentina; o los 30 Mil Millones de dólares del Sistema Eléctrico Nacional, desaparecidos en la gestión de Jesee Chacón y sus secuaces, en 2004. Pero también podríamos mencionar el desfalco con la importación de alimentos en 2009 y 2011, por un monto de 7.583 Millones de dólares. …Y pare usted de contar.

La diferencia entre aquellos y este delito, cometidos a sangre fría contra la patria, contra el soberano; está en la estrategia que prefabricó el presidente Maduro para convertir el bochornoso acto en una cruzada contra la corrupción, luego de sentirse descubierto porque el dinero, que estaba previsto para su campaña del 2024; no le llegó.

Buena oportunidad para aplicar la purga política contra quienes estaban, y todavía siguen intentando, serrucharle las patas.

La renuncia del Ministro Tarek El Aisami, el presidio para los funcionarios de segundo nivel, incluso, la fuga de otros culpables, se quedan cortos para lo valioso que hace ver el presidente Maduro su llamado a combatir la corrupción. Es el mensaje para el lumpen; con esta herramienta comunicacional saldrán a la calle a combatir el flagelo. No descartemos un acto de masas en lo sucesivo inmediato para dar muestra de pulcritud y sacrificio.

Pero, el pueblo, que sabe más que arepa con mantequilla, no comprará la pantomima; incluyendo a quienes ayer se desgarraban las vestiduras por el socialismo del siglo XXI. ¡Ya no! Están diciendo en la calle.

Tratar de vender la imagen anticorrupción, aplicar castigos ejemplarizante, solicitar muestras ensayadas de solidaridad; incluso, la renuncia del primer mandatario, no bastarán para aplacar al pueblo enardecido, que a diario se pregunta: ¿Dónde están esos reales?

Rafael González

rafagonrg@gmail.com