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Opinión
Lunes, 10/7/2023 En la historia de la actividad política nacional siempre ha estado presente la búsqueda de la mejor vía para hacer una campaña electoral, donde deben estar presentes los elementos básicos para el proselitismo: el candidato, la plataforma y el mensaje. Es un axioma por el cual se rigen los planificadores de una campaña.
Otro elemento, no menos importante, son los costos económicos para buscar el voto; y pretender ganar. Más aún, en estos tiempos donde los recursos de los partidos políticos, especialmente los de la oposición, que fueron cercenados por aquella nefasta y arbitraria decisión de quitarle los aportes del Estado, a través del Consejo Nacional Electoral, a las organizaciones políticas.
En estos tiempos el practicado axioma se ha visto en la necesidad de agregar el elemento “costos” a la campaña; el cual pasa no solamente por el engorroso pasillo de conseguir los recursos, sino que pondera la casi obligación de gastar lo menos posible en la campaña con la misma aspiración de ganar.
Enorme reto se le presenta al Comando Nacional de Elecciones Primarias referido al binomio recabar y gastar, en medio de la crisis económica del país, el temor de los colaboracionistas y la persecución del régimen, que siempre está a la zaga buscando el origen de los fondos.
Pero, el reto más grande se presenta ante la frágil determinación de sincerar las oportunidades de triunfo cierto con el mejor candidato (a). Basándose en el trivial argumento jurídico que nos da el derecho constitucional de participar en cualquier proceso electoral porque somos venezolanos. Es cierto, todos tenemos derecho a esa participación, aunque “algunas condiciones aplican”.
El costo que hoy deben estar padeciendo las organizaciones políticas para presentar un candidato a las primarias, ha de ser enorme. La publicidad, las giras por el interior del país, los activistas, el transporte, etc. Son algunos de los gastos que hay que cubrir aunque las posibilidades de triunfar estén muy lejanas. Entonces, por qué hacer el gasto?. Así hay muchos candidatos (as).
Si aceptamos los estudios de opinión que recién acaba de publicar la Universidad Católica Andrés Bello, donde se revela que el 85% de los venezolanos quiere un cambio de gobierno, y ese mismo estudio dice que el 67% afirma que votará en las primarias del 22 de octubre; y las mejores empresas encuestadoras mantienen a María Corina Machado en el primer puesto de preferencia, con la tendencia de seguir aumentando la popularidad; entonces, por qué no aplicamos la economía del voto.
Si realmente existe el amor a la patria, el deseo de recuperar la democracia y la libertad, que tanto se preconiza; no debemos escatimar en reconocer la realidad que no muestra la dinámica política, desprendernos de ese inefable derecho y levantar la mano de la opción que se ha sembrado en el pueblo venezolano, y que ha despertado entusiasmo por salir a votar; que tan dormido estaba hace unos meses atrás.
Llegó la hora de demostrar lo que realmente sentimos por Venezuela y aprovechar la oportunidad de no seguir gastando dinero, esfuerzo y tiempo en candidaturas que no prosperan en la opinión pública.
Rafael González
rafagonrg@gmail.com
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