El dinero, en su implacable funcionamiento, no responde al merecimiento.

Si te aferras a la idea de que tu esfuerzo, tu larga trayectoria y tus valores morales son la llave para una mayor prosperidad, es probable que vivas en una constante frustración. Porque, seamos sinceros, al dinero le importa muy poco todo eso. Y esta es una verdad que a muchos les cuesta tragar.

Si el dinero fuera una simple cuestión de esfuerzo, merecimiento o bondad, los policías que arriesgan su vida en cada turno, los obreros que sudan bajo el sol y los bomberos que se adentran en las llamas serían multimillonarios. Porque si alguien en este mundo se lo merece, son ellos. No tú, ni yo.

Sin embargo, la realidad, a veces incómoda, es esta: hay buenas personas que luchan con la escasez, y hay individuos sin el más mínimo talento ni pizca de ética que nadan en abundancia. Es injusto, lo sé. Puede gustarnos o no, pero el dinero no entiende de justicia ni de moralidad. El dinero, en su naturaleza fría y pragmática, no premia el sacrificio per se.

¿Por qué, entonces, el dinero fluye hacia ciertas manos y a otras las esquiva?

Muchos se aferran a la creencia de que el dinero llega impulsado por títulos universitarios colgados en la pared, incontables años de experiencia acumulada o, simplemente, por ser una "buena persona". Pero basta con echar un vistazo a nuestro alrededor para darnos cuenta de que estos factores, si bien pueden ser valiosos, no determinan quién tiene acceso a la riqueza.

Entonces, ¿Qué determina realmente quién recibe dinero en este juego?

Aquí es donde entra en juego la idea que muchos se resisten a aceptar: El dinero gravita hacia quienes hablan su lenguaje.

El dinero en sí mismo carece de moral. No tiene la capacidad de discernir quién lo "merece" según nuestros estándares humanos. Simplemente sigue reglas, patrones, y se dirige hacia aquellos que las aplican, consciente o inconscientemente. Si logras entender su lenguaje y, crucialmente, lo hablas con fluidez, inevitablemente llegará a ti.

La moral, la ética, son cosas que tú le impones al dinero. Tú decides qué caminos tomar y qué reglas seguir en tu búsqueda de prosperidad, basándote en tu propio sistema de valores.

Uno de los principios básicos de este lenguaje del dinero, una verdad fundamental que a menudo se pasa por alto, es esta:

El dinero no responde a la necesidad, sino al posicionamiento estratégico.

En otras palabras, el dinero no fluye hacia aquellos que más lo anhelan o lo necesitan desesperadamente, sino hacia aquellos que se han posicionado de manera inteligente para atraerlo.

No importa si eres la persona más bondadosa del planeta o si arrastras 27 años de experiencia laboral impecable. Si estás estratégicamente posicionado en el lugar correcto, el dinero encontrará su camino hacia ti.

La pregunta clave que debes hacerte:

Si realmente sientes el impulso de cambiar tu situación financiera actual, la pregunta crucial que debes formularte es esta:

¿Dónde está el dinero fluyendo en este momento?

Si logras desentrañar esta respuesta, se abrirá ante ti un abanico de opciones. Algunas de ellas podrían rozar los límites de la moralidad o incluso la legalidad, y serás tú quien decida si quieres transitar esos oscuros senderos. Pero, crucialmente, otras opciones estarán perfectamente alineadas con tus valores más profundos, y es precisamente allí donde debes enfocar tus esfuerzos para posicionarte estratégicamente.

Tu misión, si decides aceptarla, es crear un plan de acción concreto y detallado para posicionarte estratégicamente en un lugar específico donde el dinero fluya de manera constante y, lo más importante, pase inevitablemente por ti.

Recuerda esta verdad fundamental: el dinero no se mueve por consideraciones de justicia, por la intensidad del esfuerzo invertido o por un supuesto "merecimiento". Solo responde a aquellos que han tomado el tiempo y la dedicación para aprender su lenguaje y se han colocado estratégicamente en la posición correcta para recibir su flujo constante.

La pregunta trascendental ya no es si "mereces" más o no. La pregunta que realmente importa es: ¿Cómo puedes posicionarte de manera inteligente y ética, en un lugar alineado con tus valores fundamentales, donde el dinero fluya de manera natural y constante hacia tu vida?

Si la realidad de tu cuenta bancaria no refleja tus aspiraciones, es muy probable que la respuesta no se encuentre en trabajar más duro, sino en repensar y transformar radicalmente tu posicionamiento en el mercado.

Cambia tu perspectiva, diseña una estrategia sólida y comienza a mover tus fichas hacia donde el dinero realmente fluye.

¿Te atreves a dar el primer paso?

@adogel

Adolfo Gelder

adogel@gmail.com