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Secretos del Hombre Estoico
Martes, 22/4/2025
Por años, sentí emociones, bloqueos y reacciones sin explicación, como si algo en mí estuviera roto, pero sin entender por qué. No provenían de recuerdos claros ni de una historia traumática identificable. Sin embargo, estaban ahí, pesando sobre mí. Como muchos hombres que han encontrado en el estoicismo un camino de autocomprensión, yo también viví durante años con la sensación de que estas emociones surgían de la nada, como ecos de un pasado que no viví.
Lo más fascinante es que la ciencia confirma esta sensación. Existen memorias que no han comenzado con nosotros, pero que, de alguna manera, se heredan y se alojan en nuestro cuerpo. A esto se le llama memoria transgeneracional. Estudios han demostrado que experiencias de estrés, hambre, violencia o trauma vividas por nuestros antepasados pueden afectar nuestra biología, comportamiento e incluso nuestra salud emocional, transmitiéndose de generación en generación.
Uno de los estudios más conocidos sobre este fenómeno fue realizado en la Universidad de Emory. En él, investigadores condicionaron a unas ratas para que sintieran miedo al oler flor de cerezo: cada vez que percibían ese aroma, recibían una pequeña descarga eléctrica. Lo sorprendente fue que sus crías —que nunca habían experimentado ese trauma— reaccionaban con miedo ante el mismo olor. Sus cuerpos habían heredado el recuerdo del peligro sin haberlo vivido directamente.
Y aunque esto suene increíble, hoy sabemos que también ocurre en humanos. Investigaciones recientes han revelado cómo traumas pasados pueden dejar huellas en nuestra genética, influyendo en nuestras emociones y decisiones sin que seamos plenamente conscientes de ello. ¿Y si tú también estás repitiendo una emoción que no te pertenece? ¿Te imaginas cómo esto podría estar afectando tu bienestar, tus relaciones y tu percepción del mundo?
Pero la buena noticia es que este ciclo puede romperse. No estamos condenados a repetir el dolor heredado. En el próximo artículo, exploraremos juntos cómo los principios del estoicismo y otras herramientas pueden ofrecernos un camino hacia la liberación de estas memorias invisibles, comenzando desde un lugar donde la mente consciente no siempre llega, para transformar esas memorias en fortaleza.
Adolfo Gelder
adogel@gmail.com