No escatiman en la desfachatez, engañan a su propia gente; la prueba más reciente fue la alharaca que hicieron con la consulta para la supuesta defensa del territorio Esequibo, que paró en nada; ya ni siquiera lo mencionan.

Como todo falla, entonces apelan a la represión. Propio de las dictaduras. Escogen víctimas fríamente calculadas para convertirlas en mercancía en un posterior cambio, bajo las sombras de un supuesto dialogo; que también es falso, sin importar el lugar donde se realice. Toda un tramoya teatral que el pueblo no la compra.

La realidad es que el miedo se mudó de lugar. Podrán inventar cuanta marramuncia se les ocurra para detener el anhelo de cambio, que ya se sembró en los venezolanos; incluyendo a muchos de los que en una oportunidad creyeron en su proyecto. Se agotó el discurso, y los recursos económicos para comprar conciencia, …también.

Así mismo, el precario apoyo que aspira obtener el régimen de la pléyade de supuestos dirigentes impostados, que según las encuestas serias del país, no llegan ni al 7% de aceptación, y sumados a los otros siete puntos que reúne Maduro, llegan al 14%; todos juntos. Toda esta charada contrasta con el 74% de aceptación que recibe María Corina Machado, ubicándola así como la virtual ganadora de cualquier contienda que se presente en el país; sin importar la fecha o las condiciones, porque el pueblo ya decidió cambiar.

Mientras todo esto ocurre en el núcleo y entorno del régimen, la posición de la legión que apoya a María Corina se la ve aplomada, equilibrada; rechazando todo tipo de provocación, sin caer en peines ramplones, al mismo tiempo que recorriendo el país y organizando a los ciudadanos en Comandos y comanditos dispuestos a captar, defender el voto; … y cobrar. Mejor estrategia que esta no hay.

Rafael González

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