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El sueño de Camila Pinzón: De El Sistema en Charallave a los conservatorios musicales en Europa

Martes, 16/4/2024 Entre ocupaciones por ensayos y conciertos, Camila Pinzón Triana logró sacar tiempo en su agenda para conversar con Somos del Tuy. El talento musical y un gran sacrificio de esta joven charallavense la llevó a vivir en Europa para seguir formándose en lo que es su pasión. Cuando tenía menos de cinco años de edad y vivía en el sector El Dividive del municipio Cristóbal Rojas, su madre la inscribió en el Núcleo Charallave del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela.


Corría el año 2007 y Camila junto con su hermano fueron de los primeros niños inscritos y por tal son alumnos fundadores del referido núcleo que en principio centraba la enseñanza del grupo en práctica coral, hasta que se consiguió un lugar con mejores condiciones en Charallave para también hacer una práctica instrumental, gracias a una dotación de instrumentos e implementos musicales hecha por la Fundación Musical Simón Bolívar, en otras palabras, El Sistema.

“Desde el principio me decidí por el violonchelo, desde la primera vez que lo escuché, en una clase en donde varios profesores vinieron y tocaron diferentes instrumentos. Desde que escuché el chelo, me gustó muchísimo el sonido y fue el instrumento que quise”, relata Pinzón quien a alrededor de los nueve o diez años comenzó a aprender y ejecutar el instrumento de cuerda.


“Al principio estaba un poco obligada y no me gustaba tanto, porque la verdad la música exige bastante disciplina, trabajo, hay que estar siempre trabajando mucho todos los días y ser constante, hasta que escuché un concierto en el centro de acción social por la música donde la Sinfonía N° 5 de Mahler fue interpretada por la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar. Desde ese momento me di cuenta que el mundo de la música era algo increíble, que sin decir palabras podía transmitir un sentimiento y pues ahí empecé a estudiar más, a apreciar mucho más el chelo”, relata.


Camila agradece infinitamente a su madre por siempre acompañarla y llevarla a todos los lugares a los que debía ir, con lo cual cambió su percepción de ser la escuela de música una obligación a descubrir el maravilloso mundo que esconde el cuarto arte. Por su dedicación y esmero, su talento comenzó a ser más tomado en cuenta en el núcleo charallavense, y ella cada vez más trabajaba más el instrumento.


Teniendo unos 13 o 14 años, logró ingresar a la Academia Nacional de Violonchelo con el profesor Benito Liendo, donde estuvo por varios años y participó en proyectos interesantes y tuvo clases con maestros internacionales, entre otras vivencias.


“Y poco a poco así fue continuando mi historia hasta ahora, que vivo en Francia desde 2021 cuando fui aceptada en el Conservatorio Regional de Grand Nancy, para hacer mi preparación a las escuelas superiores”, detalla la talentosa tuyera. “Y en abril de este año acabo de ser aceptada en el Conservatorio Royal de Bruselas para continuar mis estudios superiores, una escuela de altísimo nivel donde podré seguir avanzando, aprendiendo y cada vez adquiriendo más y más nivel”, acota.


-¿Cuál ha sido el momento más memorable de tu carrera, hasta ahora?


-Han sido varios muy importantes, como los conciertos con Gustavo Dudamel, haber sido aceptada en Nancy en el año 2021 para salir de Venezuela y continuar mis estudios en Europa, y el más reciente haber sido aceptada en el Conservatorio Royal de Bruselas en Bélgica, luego de haber hecho un concurso bastante difícil donde había 26 participantes y sólo tres fuimos aceptados


-¿Qué desafíos has enfrentado como músico y cómo los has superado?


-En el mundo de la música en general siempre estamos enfrentando retos, la competencia es muy muy amplia y siempre hay que mantenerse estudiando, muy disciplinado, porque detrás de ti viene una avalancha de personas que también están estudiando y preparándose cada día. Cada día de por sí ya es un desafío. Por ejemplo, para venir hasta Francia, hice todos los esfuerzos posibles que estaban a mi alcance para entrar, para ser aceptada en el conservatorio. Estudié muchísimo, me preparé y hablé con mi mamá, que es la que siempre ha estado apoyándome y con el profesor que tenía en ese momento en Venezuela, Fran Valderrey, en la Escuela de Monserrate en Caracas. Él me dijo que ya era hora de que saliera y viniera a Europa a estudiar. Hablé con mi mamá y le conté que me gustaría irme a estudiar fuera, que me lo habían recomendado. Hice lo que estaba en mis capacidades musicales, como todo lo necesario, estudié, me preparé, envié los videos y pasaron un par de semanas para que me llegara la respuesta del Conservatorio de Nancy, que es donde estuve durante estos dos años, donde me decían que me aceptaban y ya después empezó un reto bastante grande porque la verdad es que no teníamos nada de dinero, nada, nada de dinero, yo no tenía pasaporte tampoco. Había que tramitar la visa de estudiante para poder estar en Francia durante mis años de estudio y eso fue un desafío bastante grande, pero yo creo que la fe y las ganas de salir adelante siempre son muchísimo más importantes.


-¿Y cómo se logró conseguir los recursos para esos trámites?


-Pasé varias semanas caminando las calles de Charallave y yendo a todos los comercios a pedir dinero, porque la verdad no tenía suficiente para poder lograrlo. Necesitaba alrededor de 2.000 o 3.000 euros, necesitaba para el pasaje y para mis primeros días en Francia. Es esta entrevista un buen momento para agradecer a toda la gente de Charallave que me ayudó. El mercado municipal de Charallave organizó un pequeño concierto y yo pude tocar allí, demostrar mi talento y luego pude pasar por todos los pequeños locales de allí a recaudar dinero. Recuerdo que duré una semana con el señor Esteban Trujillo, quien es mi padrino, y que es un ángel súper importante en mi vida, con él duramos una semana más o menos caminando todas las calles de Charallave y pasando por todos los comercios a pedir ayuda, porque de verdad no tenía el dinero suficiente y pues nada gracias a todos esos esfuerzos hoy en día estoy aquí, estoy muchísimo más estable he conseguido grandes cosas y si hay algo que podría decir es que no hay que pararse por las dificultades económicas que se puedan tener, que de verdad si tienes un sueño hay que ir con todo, hay que ir completamente confiado y yo también soy bastante creyente y sabía que si Dios me había aceptado y había puesto todo para que yo hubiese sido aceptada en este conservatorio Nancy, él también me ayudaría a conseguir todo lo necesario para llegar hasta acá y así fue. Conseguí mi pasaporte, cosa que era imposible más en Venezuela para ese momento, lo conseguí en una semana, pude recaudar el dinero que era necesario y conseguí un angelito que compró mi pasaje para venir hasta acá. Es realmente tener fe, tener confianza y trabajar duro por su sueño.


-¿Tienes algún ritual antes de tocar en vivo?


-He aprendido que es muy importante la preparación mental, no es sólo el hecho de trabajar duro el instrumento y de tener todo perfecto, digamos. La preparación mental antes de enfrentarte a miles de personas y que tienes que dar todo de ti en donde sólo tienes cinco a diez minutos es muy importante y hago ejercicios de respiración, hago meditación, trato de hacer una siesta de 30 minutos antes de tocar. Sobre todo cuando son concursos y competencias importantes, la preparación mental es aún mayor, pero sí, la respiración, la meditación y muchísima concentración antes de tocar en cualquier evento que tenga.


-¿Qué mensaje o emoción buscas transmitir a través de tu música?


-Cuando después de varios días de trabajo logro tener lista una pieza, una canción muy bien, o sea, que todas las demandas técnicas que requiere la pieza ya las he obtenido, pues trato de ir aún más lejos y de conectarme con esa música, busco la historia. Siempre hay un común detrás de cámaras de la música, de cada pieza, en la música clásica, según el momento en el que el compositor la escribió, que estaba viviendo en ese momento, cómo se sentía, cómo estaba emocionalmente. Trato de buscar información sobre eso y conectar con ese sentimiento que estaba viviendo el compositor para la época en la que la escribió. Ya luego le doy mi toque y, de verdad, cuando toco, doy lo mejor de mí y trato de conectarme completamente con mi instrumento. Ya después lo que la gente pueda percibir de mi música y del sentimiento que tengo al momento de tocar, puede ser interpretado de muchas maneras pero siempre buscando el sentimiento original de la obra, quizás dándole un toque especial y personal de cómo a mí me gustaría que la gente lo escuchase.


-¿Qué consejo darías a los músicos jóvenes, emergentes o que están empezando?


-El mayor consejo que les puedo dar es que hay que estudiar muchísimo, en mi caso al menos seis o siete horas por día. Hay que tener gran disciplina, que no hay que rendirse y que el mundo de la música es difícil pero cuando realmente tienes pasión por lo que haces y sientes como se te pone la piel de gallina cuando tocas o cuando escuchas algún concierto, pues siempre va a valer la pena luchar esforzarse dejar muchas cosas de un lado porque la verdad que ser músico, y ser músico desde muy joven, requiere sacrificio, requiere tiempo. A veces amigos del colegio te invitan a salir y tú no puedes porque tienes un ensayo, porque tienes un concierto, porque tienes que estudiar. Entonces, si de verdad es lo que les apasiona, que lo hagan con todo el corazón, con muchísima disciplina y que los sueños sí se hacen realidad porque yo estoy haciendo realidad los míos y es un buen ejemplo para ellos.


-¿Cómo mantienes la motivación y la pasión por la música a lo largo del tiempo?


-Más que la motivación, siempre va a ser la disciplina. Más que la motivación y la pasión, siempre va a ser la disciplina, porque a veces, a mí me ha pasado muchos días que llego al conservatorio y no tengo nada de ganas de estudiar, estoy cansada, si fue una mala noche porque no pude dormir, etc. Y nada, siempre es la disciplina. Siempre es también cómo son tus ganas de ser cada día mejor. Eso es lo único que te va a mantener en el tiempo, porque no todos los días vas a tener ganas de levantarte de la cama a las seis de la mañana, de ir a tus clases y pasar seis o siete horas en frente de tu instrumento, no todos los días vas a tener la energía suficiente, no todos los días vas a tener el tiempo suficiente pero tienes que hacerlo mejor con el tiempo que tienes. Entonces siempre va a ser la disciplina y el hecho de mantenerse disciplinado y trabajando cuando para comenzar a ver los frutos del trabajo. Eso va a motivarte y va a darte toda la energía y todos los ánimos que necesitas para continuar y para seguir manteniéndote durante el tiempo.


Adolfo Gelder

adogel@gmail.com

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