Ser yacente significa que se lleva inconscientemente una información muy pesada que condiciona la vida diaria, llegando al punto de que se pueda sentir que no se está teniendo una vida propia. Como si se anduviera con la mente dividida. Esto por tener la carga de llevar adelante la vida propia más la del ancestro, “cargando al muerto encima”, ya que mediante el yacente el “fantasma” trata de hacer aquello que no pudo o no supo hacer en su vida, buscando reparar o perpetuar una memoria que resuena en el individuo portador.

El Yacente dice sentirse triste prácticamente desde que tiene uso de razón, lo que habla de un duelo pendiente o no realizado, por lo que frecuentemente evita el placer ya que “divertirse está prohibido y cuando me divierto me siento culpable”.

Un ejemplo de la manifestación de la perturbación psíquica que puede ocasionar ser yacente lo podríamos tener en una mujer nacida la misma fecha en la que su abuela murió dando a luz, por lo que termine negándose a quedar embarazada porque “parir es lo mismo que morir”.

Las personas yacentes reúnen ciertas características entre las que podemos señalar: les gusta el color negro o las flores, predominando en su vestir, son silenciosos o hablan bajo, tienden a comprar cosas dobles (una para ella y otra para el muerto), suelen dormir de forma rígida, sin moverse o con los brazos cruzados sobre el pecho, pueden presentar sonambulismo, ser friolentos, cambios de humor constantes, no les gusta celebrar su cumpleaños, prefieren ciertas profesiones como ser actores, fisioterapeutas, profesores de yoga, bailarines, médicos anestesistas y forenses.

Algunas enfermedades físicas y mentales podrían dar pistas de encontrarnos con un Yacente como por ejemplo: sobrepeso, vientre exageradamente hinchado o lleno de gases, diabetes, bruxismo, esclerosis múltiple y lateral amiotrófica, párkinson, poliartritis reumatoide, bipolaridad, psicosis, esquizofrenia, autismo y depresión.

Superar esta condición pasa por reconocer al familiar del que se es yacente, darle su lugar y justa dimensión en el clan familiar, conocer de su vida y circunstancias de su muerte, hacerle el debido duelo y poner en práctica herramientas que permitan a tu cerebro cortar esa relación inconsciente y entienda que Tú no eres esa otra persona y que esa historia de muerte trágica no le corresponde a tu vida, para que así se la entregues o devuelvas, de forma simbólica y amorosa, al ancestro para que la ponga en el lugar del universo al que corresponda.

Este artículo tiene fines informativos. No debe ser considerado como forma de diagnóstico, prescripción o tratamiento médico o psicológico. Si es de su interés el tema aquí tratado debe antes consultar con el personal calificado.

Rafael EN BIO

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