Lo cierto es, que luego de rezos y peticiones regresaban a la capilla de “San Pablo el Ermitaño”, la cual estaba ubicada donde hoy día se encuentra el teatro Municipal, y al pasar por la esquina de Miracielos, sobresalía de una tapia un limonero que estaba muy cargado, el cual se enredó con la corona y la cruz del Nazareno, al tratar de zafarlo, cayó cualquier cantidad de limones al suelo, lo que aprovecharon los feligreses de agarrar para posteriormente exprimirlo y darlo a los enfermos, quienes se sanaron milagrosamente.

Pasado algún tiempo, un osado cortó el famoso limonero, pero se pudo rescatar un hijo y hoy día se encuentra sembrado y protegido dentro del área de la basílica de Santa Teresa.

Son muchas las visitas que recibe el Nazareno a diario, pero su día especial es el Miércoles Santo, cuando sale en procesión con su hermosa túnica morada, con bordes de hilos bañados en oro y adornado con aproximadamente 5 mil orquídeas en su base y marco. Se dice que la figura de aprox. 1,74 metros fue realizada por un emigrante canario residenciado en Carayaca, pero otra cuenta que la hizo Felipe de Rivas, que según, le habló y le dijo: “¿Dónde me has visto que tan perfecto me has hecho?", tan impresionado quedó, que contó lo que le había pasado y murió.

Luego de dos años donde el Nazareno de San Pablo fue quien llegó a muchos hogares caraqueños haciendo el recorrido por toda la ciudad de Caracas a causa de la pandemia del COVID-19, este miércoles volvió a vestirse con su tradicional túnica, para esperar la visita de muchos feligreses a la basílica de Santa Teresa para pedir por el fin de la pandemia que azota a nuestro país desde el año 2020 y sus propias peticiones.

Rosalinda González

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