Sonrisas cargadas de bondad y buena vibra fueron compartidas sin mezquindad con todas las personas que me encontré. Le sonreí desde el alma al niño de mirada inocente, al joven cargado de esperanzas, al anciano lleno de días y sabiduría, a esa mujer luchadora que da la vida por su familia, le sonreí a ese hombre golpeado por la vida pero aún con el alma resiliente. Sonreí una y otra vez sin prejuicios, sin ataduras. ¡Solamente sonreí!

Los minutos pasaban con una veloz lentitud. Blanco y negro, dulce y amargo, risas y lágrimas, serenidad y desesperación, celebración y duelo, nacimiento y muerte. ¡Ah! ¡Ya todo tenía sentido! ¡Ya todo indicaba lo que minutos más tarde sucedería inevitablemente! ¡Mi día había llegado! El momento de mi dulce transición estaba cerca. Mi viaje anhelado hacia mi verdadero hogar estaba a punto de ser realidad. ¡El momento para el cual me había preparado al fin llegó!

Estaba en mi habitación acostado en mi cama. Absoluta serenidad me cobijaba. Seres amados me acompañan. Todos se miran. Algunos lloran. Otros recitan oraciones. Mi corazón inicia el descenso de su marcha. Mi respiración es más débil. Me despido de todos con profunda gratitud. Mi alma está en paz. No siento miedo. Voces a mi alrededor se disipan. Entro en una atmósfera de absoluta paz. Todos lloran. Dicen que morí pero la verdad es que ahora comienza mi verdadera vida. ¡La vida eterna! 

Así me imagino mi partida. ¡Paz!

¡Seamos gente de excelencia!

¡Gente de valores!

¡Gente positiva! 

Sígueme en Instagram y Tik Tok como: Gente positiva Vzla.

Prof. Ángel Espinoza

angelalexander11@hotmail.com