Pero la pregunta que nos da “vueltas en el coco” a Nicolás y a mi persona es: ¿Será que realmente estos crímenes detestables están aumentando o nos estamos enterando más eficientemente de los mismos? creemos que es un poco de ambas variables.

En primer lugar, la destrucción sistemática y bien planificada de la familia como institución y escuela fundamental de los valores humanos impulsada por el régimen que detenta el poder desde 1999, está basada en la migración forzosa, el hambre, los problemas político-sociales, y muchos otros han dividido a la Nación entre los que se fueron y los que se quedaron, dejado atrás a miles de niños y niñas en manos de familiares cercanos o desconocidos, convirtiéndolos así en víctimas potenciales de todo tipo de vulneraciones de Derechos.

En segundo lugar, los problemas psicológicos y psíquicos graves que está atravesando un gran número de venezolanos que con el desespero y la presión social y económica están atentando contra su propia vida. El incremento de los suicidios parece responder a una decisión y una manera de reaccionar frente al marco social de la crisis humanitaria. Esta última ha generado que cada día más venezolanos sean violentos con ellos mismos y se ocasionen lesiones auto infligidas que, en muchos casos, los llevan a consumar el suicidio. En otras palabras, el suicidio se ha convertido en una “válvula de escape” para muchos venezolanos que viven y padecen la profunda crisis actual del país.

Las dos variables que hemos mencionado anteriormente no lo hacemos para intentar justificar que una madre, padre, hermano o familiar abuse y/o asesine a un pequeño inocente, de ninguna manera, esa no es para nada nuestra intención, al contrario, es una llamada de atención al hecho de que si usted está atravesando una etapa depresiva por la crisis y no sabe cómo resolverla y tiene chamitos pequeños, y ha tenido o tiene pensamientos tendentes a causarle algún daño a su pequeño, BUSQUE AYUDA, sí pida ayuda a algún familiar, profesional o institución, nunca pero nunca tome una decisión de la que pueda arrepentirse toda la vida.

Si es familiar o vecino y observa que un pequeño está siendo maltratado físicamente DENÚNCIELO, no sea culpable de un crimen por omisión. Los pequeños son una bendición siempre, lleguen en momentos de crisis o de abundancia, ellos no pidieron venir a este mundo y nadie tiene la potestad de causar daño permanente o acabar con la vida de un pequeño indefenso.

Es nuestro deber moral proteger a los pequeños, ellos son sujetos de Derecho solo por el simple hecho de existir, pero solitos no pueden defender sus Derechos, necesitan del amparo de una familia que los quiera, los forme y los eduque y, cuando ese espacio no exista, igual tienen Derecho a vivir dignamente, protegidos y valorados por alguna institución u hogar sustituto y el Estado venezolano tiene la obligación de garantizar el bienestar y el desarrollo integral del niño y no convertirse en mero ente investigador de los asesinatos de menores. “Después de ojo sacado no vale Santa Lucía”, decía mi abuela.

Dios nos guarde y nos bendiga, oremos por todos los angelitos que han perdido violentamente su vida en manos de su propia sangre y roguemos a María Santísima que guarde bajo su manto a todos los niños de Venezuela que necesitan protección ante la gigantesca negligencia del Estado.

Hasta la próxima queridos lectores.

Nicolás Castro, Miguel Palacios

ndcd2406@gmail.com, shjmiguelacios78@hotmail.com