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Especial Semana Santa 2025
El silencio solemne del Miércoles Santo envuelve a Venezuela, marcando el final de la Cuaresma y el preludio de la Pascua, un día de profunda reflexión para la cristiandad. Mientras el recuerdo de la traición de Judas Iscariote, quien según el Evangelio de San Mateo se confabuló en esta fecha para entregar a Jesús, resuena en las lecturas litúrgicas, en Venezuela, la mirada se centra con profunda devoción en la imagen del Nazareno de San Pablo. Vestida de morado, la Iglesia Católica conmemora a Jesús Nazareno, una tradición arraigada que expresa la ferviente fe de los venezolanos, quienes participan en procesiones cargadas de espiritualidad. Es fundamental comprender que esta veneración no implica la adoración de una imagen, sino que esta representa una conexión tangible con la figura de Jesús, un referente cercano de la divinidad para su pueblo.
La imagen del Nazareno de San Pablo llegó a Caracas en 1666, donada por el español Diego de Mexía Bejarano y bendecida por el obispo de Caracas, González de Acuña. Según la tradición, en 1696, una epidemia devastadora afectó a la población caraqueña, cobrando numerosas vidas. Desesperados, los caraqueños imploraron al Nazareno por una cura. Durante la procesión, la imagen tropezó con un frondoso árbol de limón, provocando la caída de sus frutos maduros. Estos fueron utilizados para preparar un jugo que, milagrosamente, erradicó la enfermedad. Desde entonces, los fieles afirman que los milagros no provienen de la imagen, sino del poder de Dios.
Para conmemorar los 350 años de su presencia en Venezuela, en el marco del actual Año Jubilar y Año Santo 2025, la imagen del Nazareno de San Pablo recorre las calles de Caracas en peregrinación, visitando 11 templos jubilares y llevando un mensaje de esperanza y fe a los creyentes. La humanidad solo encontrará paz cuando se acerque a Cristo y viva de acuerdo con sus enseñanzas.
El Nazareno nos recuerda la invitación de Jesús:
"El que quiera venir en pos de mí, tome su cruz y me siga."
Seguir a Jesús es escuchar sus palabras y vivir bajo la guía de Dios. Caminar en procesión junto al Nazareno representa la fe, la esperanza en un futuro mejor y la solidaridad entre los creyentes. Su rostro sufriente, pacífico y amoroso, con la corona de espinas y el sudor bañado en sangre, es un símbolo para quienes padecen injusticias, angustias y traiciones. Jesús nos recuerda que nunca estaremos solos cuando buscamos a Dios, porque Él conoce el dolor y el sufrimiento. Él es el camino, la verdad y la vida. En cada paso de la procesión junto al Nazareno, los venezolanos renuevan esta convicción.
@adogel
Adolfo Gelder
adogel@gmail.com