En primer lugar tengamos claro que la cara tiene muchas funciones, pero simbólicamente es nuestra imagen, aquello que mostramos al mundo, y este síntoma se va a presentar cuando hacemos stress en la cara, ya que se quiere poner otra cara diferente a la que estoy poniendo.

Si nos encontramos felices, es difícil no poner o no dejar ver nuestra cara de felicidad, pero por otro lado es muy común que un momento en el que nos encontremos emocionalmente mal o estemos tristes, tengamos que disimular o aparentar que estamos felices.

Esto quizás para no preocupar a otras personas, por creencias que nos llevan a no querer causar lástima, no querer mostrar debilidad, por lo que “no quiero que me vean así”, no demostrar que hubo equivocación o que perdimos. Incluso para no demostrar una agresividad reprimida.

En ese estado emocional, si vienen y preguntan ¿cómo te sientes? vas a querer responder "Bien", pero por dentro sabes que estás triste, apagado, te falta motivación pero no lo quieres demostrar y entonces se genera una doble acción, que seguramente no percibimos, en la que estamos halando o contrayendo ese músculo.

En términos generales, entre los conflictos biológicos que buscan “repararse” mediante la parálisis facial encontramos conflictos con la propia imagen, de “perder la cara”, la dignidad o ser objeto de burla. Una resistencia a mostrar los sentimientos, por “quedar mal”, haber sido ridiculizado o haber “puesto la cara” y haber incumplido o fallado.

En conclusión, estamos presentando una cara que es incongruente con lo que sentimos y pensamos.

La solución parte por expresar los sentimientos y decir cuando nos sentimos bien o nos sentimos mal. No dejemos de expresarnos y tratar de ser congruentes con esto. No pasa nada malo con dejar ver nuestros sentires, todos pasamos por buenos y malos momentos, son parte de la vida. La clave es EXPRESAR. Hacerlo es sanador y es un paso importante para fortalecer la confianza y autoestima.

Rafael EN BIO

rafael.biomagnetismo@gmail.com