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Especial Semana Santa

Alfredo Aular, párroco de Quebrada de Cúa: Urge que las familias hagan uso virtuoso de la tecnología

Miércoles, 27/3/2024 Nacido el viernes 15 de julio de 1983 en Santa Lucía, pueblo de los ojos milagrosos en el estado Miranda, Alfredo Enrique Aular Aponte supo interpretar con apenas 22 años de edad, el haber sentido el llamado o la necesidad de servir a Dios. De profundas raíces católicas, estuvo desde muy joven involucrado con distintos grupos de la parroquia luciteña.


Y es que antes de asumir la Parroquia Nuestra Señora de Coromoto en Quebrada de Cúa, en principio como administrador y luego como Párroco; estuvo como vicario en su natal Santa Lucía por seis meses (2015); al igual que en la Parroquia Santa Teresa de Jesús en Santa Teresa del Tuy a finales de 2016; y desde 2017 hasta 2020 estuvo al frente de la Parroquia San Diego de Alcalá en Ocumare del Tuy.


En conversación con Somos del Tuy, ya con 40 años cumplidos nos explica que el “vicario” es quien ayuda o acompaña al párroco en la guía pastoral de la parroquia y no vacila en reiterar su compromiso con el populoso sector del municipio Urdaneta de los Valles del Tuy.

-¿Qué opina de la parroquia Nuestra Señora de Coromoto y de la feligresía de Quebrada de Cúa?


-Es muy activa y una comunidad que quiere surgir y salir adelante, que está trabajando muy fuerte para que su parroquia esté en la vida pastoral diocesana. Es una feligresía muy activa.


-¿Y quién es Alfredo Aular más allá del guía parroquial? El ser humano.


-Me considero un feligrés más dentro de la comunidad que está haciendo un trabajo para servirle a Dios y buscando la propia estabilidad emocional con Jesucristo, que es el estado de gracia pleno con él. Estamos aquí también todos de paso y en esta vida dentro de la parroquia para ser santo, hay que ser santo dentro de la comunidad, no santo fuera de la comunidad. Es un caminar donde con esta comunidad parroquial me ha tocado también vivir junto a ellos su experiencia de crecimiento espiritual. Ellos crecen y yo crezco, entonces me siento uno más de ellos.


-¿Cómo se podría usar la tecnología para integrar a los jóvenes a esta parroquia frente a la visión tradicionalista de la Iglesia Católica?


-Más allá de integrarlos creo que es más el saber vivir como familia, dentro de esta tecnología que está arropando a la juventud y también a los adultos. Es una iglesia tradicional, una iglesia donde vamos creciendo y aprendiendo. No solamente estamos llamados a los jóvenes, sino a todos por igual porque todos tenemos un mismo camino o sendero y siento que si el adulto cambia, el joven llegará. El adulto es quien debe dejar atrás el “chip” de querer cambiar a todo el mundo que llega a la Iglesia. No somos nosotros los que cambiamos, es Cristo el que cambia.


-La tecnología depende del buen o el mal uso…


-La tecnología trae lo positivo y puede que lo negativo, no solamente a los jóvenes sino también a los adultos. Es un medio que hay que saberlo utilizar y un medio al que también hay que tener un poquito de respeto, para saber usarlo con fines de evangelizar y no solamente al joven sino al adulto, porque hoy día vemos al adulto totalmente imbuido, metido, dentro de las redes sociales. Y como lo dice el Papa Francisco las redes son un medio por el cual también podemos llegar a evangelizar a otros y que otros lleguen, ya que podemos tener jóvenes adultos con mentalidad de adultos o adultos con mentalidad de jóvenes, entonces no es la edad lo más importante sino su respuesta hacia Cristo.


-¿Cuáles son las metas o sueños del Párroco Alfredo Aular?


-Siento que la meta es la familia, es la que tenemos que educar porque quien le da un teléfono a un joven, quién le da la tecnología en la mano a un joven, es el adulto. Si lo buscamos a él accedemos a los jóvenes, porque quien aísla al joven con el teléfono y le pone o compra un juego, es el adulto. Nos quejamos cuando la tecnología trae problemas, pero es el adulto quien no sabe educarlo ni llegarle. Siempre he dicho en las misas que muchos quieren vernos a los sacerdotes, como una especie de Harry Potter que agarre una varita mágica y cambie al muchacho. No no, hay que cambiar es al adulto. Las metas en esta parroquia es trabajar más con la familia y por eso los miércoles está comenzando un encuentro de pareja, no para un apostolado como tal sino cómo están, cómo están viviendo en familia, cómo los podemos ayudar y cómo puede darse ese crecimiento espiritual.


-¿Es posible que esa varita mágica sea la tecnología?


-El adulto no sabe, el adulto está entre la espada y la pared, diciendo que no conoce la tecnología, pero igual le damos un celular al joven, con cámaras y le recargamos saldo. Y eso quiere decir que quien está poniendo al joven entre la espada de la pared, encerrado dentro de una cajita de cristal, son los adultos. Por eso cuando mucha gente dice estamos en una sociedad de cristal, no saben si hablamos de los jóvenes o de los adultos. Yo creo que es de los adultos.


-En muchas ocasiones las personas dan tecnología a los hijos para desatenderlos…


-Es toda la humanidad que está cada vez más dando tecnología a los hijos, para desligarse de su compromiso de educar a los jóvenes y los niños en la fe, y más que en la fe en la vida social. Cosas básicas como por ejemplo, muchos no saben presentarse a la mesa.


Adolfo Gelder

adogel@gmail.com

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