Tampoco nos debe extrañar, cuando ocurra en poco tiempo, que la charada de cronograma electoral que están presentando hoy no sea el mismo de mañana. Ya veremos correr las arrugas con argumentos subrepticios, que solo la poca gente que les queda, aplaudirán. Especialmente el proceso de inscripción de nuevos votantes y votantes en el exterior.

No obstante, son ‘pataleos de ahogaos’; saben que están perdidos. La coincidencia de la fecha con el nacimiento del presidente fallecido y el giro que le dieron a la campaña publicitaria para exhibir algunos de sus parajes histriónicos cuando vivía, aparta la figura de Maduro del camino publicitario, y no hará mella en el anhelo de cambio que ya se sembró en el venezolano en torno a la figura de la recia mujer que recorre el país ofreciendo combatir la corrupción y promover la prosperidad para todos, por igual; incluyéndolos.

Hago propicia estas líneas para invitar a los amigos lectores a realizar un ejercicio de campo para medir la opinión de la gente sobre el tema de la aceptación de las candidaturas presidenciales existentes, incluyéndolos a todos. Haga un alto en las compras en el mercado, busque conversación al salir de la misa o del culto evangélico, promueva la conversa con el pasajero que tiene al lado en la camioneta de su ruta; o sencillamente párese en una esquina de su pueblo, barrio o urbanización, a buscar la conversación.

Con este ejercicio, si así lo prefiere, podrá comparar la similitud que hoy dicen todas las encuestadoras más serias del país, sobre la preferencia hacia María Corina Machado.

La realidad política que hoy vivimos en Venezuela es tan palpable y verosímil, que encaja perfectamente con el cumplimiento de los ciclos sociológicos y políticos que hemos vivido los venezolanos en el periodo federal; y que se ha venido cumpliendo en periplos de 25 años.

Este ciclo lo encarna la mujer que se atrevió a decirle al entonces presidente de la república “expropiar es robar”. La misma mujer que se incrustó en las mentes y los corazones como instrumento de cambio; no solamente por la representación de un partido político, o por la herencia de algunos apellidos, ni siquiera por presentar credenciales académicas para enrostrárselas a sus contendores, que ya es bastante; ¡no! No es por eso solamente. Es que la mujer surcó el camino espiritual que tanta falta le hace al pueblo, logró aglutinar las palabras que dan esperanza; y buscó como instrumento la verdad. De allí que cobra fuerza la expresión infantil e ingenua, en Venezuela: ¡Salga sapo a salga rana, María Corina es la que gana!

Rafael González

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