La mezcla de estos comportamientos, voluntarios o involuntarios, conducen a la torpeza; y por ende al fracaso. Sus consecuencias son irreversibles.

En estos tiempos de posibles elecciones presidenciales, bien sean únicas o generales, no hay por qué extrañarse que, quienes llevan 25 años engañando al pueblo de fracaso en fracaso, cometan las torpezas en sus acciones, y los invada el miedo de estar frente a una cierta realidad de perder el poder. Eso da miedo.

Todavía están muy frescas las referencias que muestran estos fracasos, como la pretensión de sabotear y negar las elecciones primarias; la convocatoria de un Referéndum para consultar la propiedad del terreno Esequibo; la divulgación de unos supuestos magnicidios; etc.

En una ligera apreciación pudiéramos pensar que la percepción de sentirse amenazados está relacionada con perder los privilegios del poder o sentir la mengua de las riquezas obtenidas mal habidas. Pues, no es solo eso; va más allá. Sin temor a dudas, quienes sienten este tipo de emoción, con seguridad se pasean por el temor de sentir el desprecio de quienes en una oportunidad los auparon; pero, mucho más allá, el temor real es perder la libertad.

Así le sucede a la cúpula del gobierno, extensivo a la dirigencia psuvista; quienes en otra oportunidad se sintieron envalentonados, guapos y apoyados. Es verdad, así ocurrió en los primeros años del supuesto socialismo del siglo XXI. Pero, eso cambió.

El ejemplo más reciente, calientico, es la manifestación de “miedo y barbarie” que acabamos de presenciar en la población de Charallave, municipio Cristóbal Rojas; donde el vandalismo de lo que queda de las hordas chavistas arremetieron contra la organización de un evento medianero, promovido por la dirigencia del partido Vente Venezuela; el cual preside la candidata de la oposición venezolana, María Corina Machado. Allí mostraron el rostro del miedo, comportándose además, como lo que siempre han sido: unos tarifados para provocar y sabotear los eventos de quienes ellos saben los sacarán del poder.

Lo que ignoran quienes comandan esta barbarie es que, mientras más agreden al pueblo, mientras más sabotean, más se les aleja el poder; incluyendo a su militancia. Tal como quedó demostrado el 22 de octubre, cuando la votación silenciosa de esa consulta le dio el contundente respaldo a quien ahora lleva el estandarte de la oposición venezolana para representarla en los próximos comicios; sean cuando sean. No es descabellado pensar que muchos de los que allí tiraron piedras y botellas contra la dirigencia de ese partido, también le dieron el apoyo a la candidata del Cambio; pero, como dice el refranero “la necesidad tiene cara de perro”. Y como comenzamos hablando de principios y valores; eso es lo que no hay.

Pero, con toda seguridad, lo que sí hay es un miedo bárbaro.

Rafael González

rafagonrg@gmail.com