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Viernes, 19/1/2024 Tener una mascota en casa no es tarea fácil, es asumir responsabilidades a todo riesgo porque si bien es cierto no es lo mismo la crianza de un animal a la del ser humano y cuando me refiero a "criar" me baso en: chequeo médico, alimentación, peluquería y estricta atención dependiendo del animalito en cuestión.
Anécdota...
Desde hace dos años llegó a casa mi gato naranja, fue un regalo de una primita a mi hija, como toda mamá no quería asumir responsabilidad de un animal y mucho menos de un felino porque por razones obvias no tenía idea de los cuidados que éste debía tener, de solo pensar que su orina fuerte y su excremento fétido iba a inundar la casa me daba asco y pánico a la vez.
Admito que me daba pereza limpiar la caja de arena a cada momento. Pasaba el tiempo y el gatico ya tenía primer y segundo nombre: "Tigrito de Jesús", porque así lo decidió mi hija, no me quedó de otra que aceptar su estadía perenne convirtiéndolo en lo más chiquitico de la casa.
Dicen que las mascotas jamás se deben humanizar, pero créanme ¡es difícil no hacerlo! porque cuando están bajo tu mismo techo asumes un grado de responsabilidad inmediata, amor, generosidad, entre otros.
Por tanto, un gato, un perro o cual sea tu mascota es un integrante más de la familia, cuando lo aceptas con amor desde que llega a tu vida y a tu hogar. Es aquel que te recibe como si hubiese pasado una eternidad sin verte cuando se estás fuera de casa, en fin, una mascota siempre será familia y merece un trato digno como todo ser vivo.
Lic. Mary Gil, CNP 20.589
mariangelgilzamora@gmail.com
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