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Rosa y sus cosas

Injusta justicia

Los Valles del Tuy, 15/7/203 Hay personas que nacen estrellas y otros estrellados, pasando por este mundo sin pena y sin gloria. Sin embargo, algunos con el pasar del tiempo y hasta post mortem se ganan la gloria, esto último fue lo que pasó con Joseph Arridy, quien fue víctima de la justicia.


Arridy nació en 1915 en Pueblo, Colorado, era el hijo mayor de Mary y Henry Arridy, inmigrantes de Siria. Henry logró ubicarse en una importante planta siderúrgica en Pueblo que estaba contratando trabajadores. Joe, como le llamaban, no habló durante los primeros 5 años de vida y posterior a asistir durante un año a la primaria, su director les dijo a sus padres que lo mantuvieran en casa porque no era capaz de aprender lo que se le enseñaba.


A la edad de 10 años y perdiendo su padre el trabajo, le pidió a un amigo que lo ayudara a encontrar un lugar para su hijo. Fue así como Arridy ingresó al Hogar Estatal y Escuela de Capacitación para Deficientes Mentales en Grand Junction, Colorado, donde vivió 11 años entre idas y vueltas, hasta convertirse en un adulto joven. Los especialistas en el hogar también hicieron que la familia de Arridy se sometiera a varias pruebas psicológicas, concluyendo que su madre, Mary, era "probablemente débil mental".


En 1929, Joe fue abusado por un grupo de muchachos adolescentes, este suceso lo llevó a su reingreso al Hogar Estatal y Escuela de Capacitación para Deficientes Mentales. Posteriormente, dejó la escuela y se subió a los vagones de carga para salir de la ciudad, terminando a la edad de 21 años en los ferrocarriles de Cheyenne, Wyoming, a finales de agosto de 1936. El 14 de agosto de 1936, las hermanas Bárbara y Dorothy Drain, de 12 y 15 años, fueron atacadas en su casa de Pueblo – Colorado mientras dormían.

Lamentablemente, Dorothy fue violada y atacada con un hacha, lo que le provocó la muerte. El 26 de agosto del mismo año, fue detenido el joven Joe Arridy, quien se encontraba deambulando por las vías del tren en Cheyenne, Wyoming, siendo atrapado por el alguacil del condado, quien le interrogó por ser sospechoso del terrible asesinato de la chica Drain y éste le confesó su culpa.


Cuando el alguacil se puso en contacto con el jefe de policía de Pueblo, Arthur Grady, se enteró de que ya habían arrestado a un hombre considerado como el principal sospechoso: Frank Aguilar, un trabajador, quien había trabajado para el padre de las Drain, siendo despedido poco antes del ataque. En la casa de Aguilar se consiguió una cabeza de hacha. El alguacil Carroll afirmó que Arridy le dijo varias veces que había "estado con un hombre llamado Frank" en la escena del crimen.


Aguilar confesó el crimen y dijo a la policía que nunca había visto ni conocido a Arridy. Aguilar fue declarado culpable de la violación y asesinato de Dorothy Drain y sentenciado a muerte, siendo ejecutado un año después en la Penitenciaría del Estado de Colorado.


El caso es que, Joe Arridy, corrió la misma suerte, y la ejecución se llevó a cabo el 6 de enero de 1939. Lo más insólito en este caso es, que habiendo encontrado el verdadero criminal y estar convicto y confeso, igualmente lo sentenciaron a morir en la cámara de gas, a pesar de los especialistas dictaminar que tenía un coeficiente intelectual de 46 y la mente de un niño de 6 años, igual lo procesaron.


Joe no sabía lo que pasaba y nunca logró entenderlo, pero todos concuerdan en que fue el preso más feliz en el corredor de la muerte. Como le gustaban los trenes, el director de la prisión le regaló uno y pasaba horas jugando, le advirtió que llegado el momento tenía que dejar el trencito, el cual le dejó a su amigo de la celda continua cuando llegó el momento. Su última cena, un helado. Llegado el momento, se asustó un poco, el director le tomó la mano y pudo tranquilizarlo, siendo sus últimas palabras “No, no, Joe no morirá”.


En el año 2011 el caso recibió una nueva atención y luego de revisar la petición de indulto de 400 páginas, el gobernador Bill Ritter, ex fiscal del distrito de Denver, le otorgó el indulto incondicional y dijo: “Perdonar a Joe Arridy no puede deshacer este trágico evento en la historia de Colorado, sin embargo, es de interés de la justicia y la simple decencia restaurará su buen nombre”.


Que Dios perdone a los que cometieron tan lamentable ensañamiento, porque Joe Arridy llegó al cielo con la gloria ganada.


Información tomada de:

Quora en español https://es.quora.com

Flipadas.com https://flipadas.com

Es.m.wikipedia.org https://es.m.wikipedia.com


Rosalinda González

rosalinda2507@gmail.com

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