Desde mi punto de vista, como educadora y mamá de una adolescente, es difícil el nivel tan bajo al que pueden nuestros hijos desacreditar a otros, dañando su integridad sin pensar en los riesgos psicosociales que éstos pueden ocasionar a sus semejantes.

El término en cuestión es un verbo (acción) que los adolescentes llevaron al extremo con la mala intención de hacer "bullying" a nivel digital; tanto es así que los mismos usan las redes sociales para crear cuentas de índole grupal y cometer tales bromas, entre ellas destacan: denigración de las adolescentes, críticas físicas, quién está con quién... En fin, es como estar expuesto en una comunidad anónima donde debes tener cuatro ojos, porque en cualquier momento están pendiente de tus movimientos, lo que fácilmente se traduce en ¡Acoso digital! y creo pertinentemente que todo aquel que se vuelve seguidor de estas cuentas forma parte de este delito informático y lo hace cómplice por 3 razones:

1- Eres uno más del montón.

2- Te puedes prestar para informar al administrador o administradores de la cuenta de forma anónima para perjudicar a la persona.

3- Te entretiene y gozas del mal ajeno a tan solo un click.

Como lo he dicho en varios artículos, ser madre y padre de un adolescente es tener las antenas parabólicas activas porque, coloquialmente hablando, ¡muchacho no es gente grande! siempre debemos estar pendiente de cada movimiento, por más que ellos se sientan presionados e incluso sometidos, pero es nuestro deber mientras convivan con nosotros.

Un padre que sienta desapego por los actos de sus hijos es un ser irresponsable y debe saber a qué atenerse en el futuro.

Últimamente en el municipio Cristóbal Rojas, en Charallave, para ser más específico, se está viendo este tipo de situaciones de acoso digital, donde las instituciones públicas y privadas son el principal foco para observar, criticar y destruir a través de la red social: Instagram.

Los mismos operan por una cuenta única donde sale expuesto la(s) persona (s) sin importar la institución a la que pertenece para generar comentarios malsanos por los mismos seguidores, el objetivo: FUNEARLO hasta más no poder.

Por tal motivo, se le hace un llamado a todo el personal directivo de cada institución para hacer seguimiento de estos actos y evitar que desacrediten a su misma comunidad estudiantil. Asimismo, pedir la cooperación de los representantes para que éstos puedan conversar con sus hijos y hagan de su conocimiento que todo aquel que incurra en la incitación del odio, desacreditación y menosprecio hacia otra persona es objeto de sanción, y por último, establecer en cada colegio público o privado actividades formativas y participativas entre representantes y estudiantes, con personal capacitado para concientizar sobre la onda del "Funeo".

Los adolescentes en su mayoría pueden causar estragos porque actúan y viven de acuerdo al momento y es deber de nosotros, como padres y representantes, volvernos detectives cuando observamos cualquier situación que genere sospecha e incomodidad para atacar, desde los valores, de acuerdo a la necesidad

Lic. Mary Gil, CNP 20.589

mariangelgilzamora@gmail.com