Lo peor es que este comportamiento se extiende a todos los niveles del gobierno; así hacen los gobernadores y los alcaldes. Unos con mayor énfasis que otros.

Es una máxima que buena parte del pueblo no la asimila, a Dios gracias; pero, otra porción de la población sí lo cree con los ojos cerrados. Esto ha sido así en, por lo menos 24 años; pero, “tanto va el agua al cántaro hasta que se llena”.

El embuste de la media noche del 3 de diciembre, con motivo de los resultados del Referéndum Consultivo, emitidos por el Consejo Nacional Electoral; al parecer, rompieron el molde. Ni su gente lo cree.

De allí que se escucha con mucha insistencia en las calles del pueblo, en tono de desprendimiento y cierto desprecio, la expresión: ¡Eso es embuste, …allá ellos!

En un recorrido por los Centros de Votación de este día, hice contacto con mucha gente afecta al proceso revolucionario; quienes tuvieron compromiso de trabajar en las mesas, en la movilización y en la Sala Situacional. También tropecé con dirigentes de la oposición; muy motivaditos ellos para depositar su voto “en salvaguarda de la soberanía nacional y recuperación del territorio Esequibo”. Verdaderos patriotas.

La emoción de los primeros era de esperarse, el excesivo baño de propaganda alienante hizo mella en sus estados de ánimo; sobre todo en las primeras horas de la mañana de ese domingo. Siempre hubo un sol radiante, la sensación de seguridad prevalecía en el ambiente con la presencia de los efectivos de las fuerzas armadas, el apoyo logístico abundaba en los puntos rojos; todo estaba previsto para llevar a cabo la consulta electoral. Sólo que a partir de entonces se fue sintiendo el avance de la mañana sin que aparecieran los actores principales del evento: los electores.

Así transcurrió el día, las sillas de afuera se quedaron sin utilizar, no fue necesario quitarle la cedula de identidad de las manos a los electores para buscarlos en el listado del Registro Electoral; pues, no llegaron. Pero, de todos modos el ente comicial hizo gala de su poder para otorgar una prórroga de dos horas, ganando tiempo para que los Jefes de Calle, los Ubeches, los coordinadores del Clap y los jefes de las dependencias gubernamentales, se jalaran de los cabellos porque el 1x10 no se cumplía.

El desánimo y el desencanto se apoderaron de la psiquis de los activistas del chavismo. Con rangos y sin ellos, se cruzaron las miradas, como dándole cabida a la realidad que se les estaba presentando; sin dejar de preguntarse: ¿Dónde está la gente, qué pasó?

Caída la tarde y llegada la noche, muchos se fueron retirando en voz bajona, para esperar los resultados en sus hogares; otros se armaron de valor y prefirieron quedarse hasta ver los escrutinios en los recintos electorales. En fin, el anuncio lo hizo, a la media noche, la ficha política clave de Cilia Flores, con unas cifras tan desproporcionadas; que, ni la misma Tibisay Lucena se hubiese atrevido a leer la cartilla que le pasaron a Elvis Amoroso.

La sorprendente cifra dejó a todo el país anonadado, pero, el mayor impacto llegó a la conciencia de quienes sí estuvieron en contacto cercano con los pocos electores que acudieron casi fueron obligados, como son los activistas del Psuv, los Jefes de Calle, los Ubeches, los coordinadores del Clap y los jefes de las dependencias gubernamentales. Nunca pensaron que la cúpula del partido se atreviera a tanto. Mentir tan descaradamente.

La reflexión del día siguiente de estos hombres y mujeres que creyeron en un proyecto, que se entregaron por entero al servicio de sus comunidades, deben estar confrontando un choque psicológico, difícil de entender. Ya no le mienten a los de la oposición, a los escuálidos; nos están mintiendo a nosotros mismos. Deben estar diciendo.

Rafael González

rafagonrg@gmail.com