Un producto de Somos del Tuy Medios, C.A.
Rif J-50273514-3
Escucha nuestra radio on line Somos del Tuy Radio - De Los Valles para ti
-
Jesucristo en bluyín y franela
Jueves, 14/12/2023 Los amigos son definitivamente regalos, tesoros cuyo valor no es mesurable ni tienen precio. Sin embargo, no todos los amigos son iguales. Hay amigos de diverso matiz o característica. Existen amistades que nacen en la infancia y perduran hasta la vejez; esos son del tipo casi excepcional. Hay otros que pueden nacer de una diatriba, una diferencia, un rencilla fuerte inclusive, y terminan siendo entrañables. Hay otros amigos que uno no sabe cómo ni en qué momento o circunstancia aparecieron ni mucho menos cómo fue ese proceso de acercamiento y de forjamiento de la amistad, pero en forma misteriosa se convierten en parte de la historia de cada quien.
Jesucristo bien lo señala en la palabra, cuando expresa que quien tiene amigos ha encontrado un tesoro. Y es que, definitivamente, la amistad es un bien preciado, pero no debe asumirse a la ligera, pues requiere curtirse y forjarse al calor del tiempo y las vivencias compartidas. En lo personal, y a lo largo de mi vida he cultivado amistades de diversos matices. Hay unas que han requerido tiempo, otras, no tanto. En ese ejercicio de probar, me he topado con ligeras decepciones, no porque haya esperado algo de ellas sino más bien porque las personas al no valorar lo importante que es un amigo, optaron por traicionar ese lazo que se había forjado y que no es tan fácil de construir, el cual, una vez fracturado, cuesta un poco poder remendar. No obstante, de igual forma han dejado aprendizajes y enseñanzas nutritivas para mi desarrollo y crecimiento personal.
Puedo, sin ánimos de ser un experto en la materia, porque reconozco que tampoco soy el tipo del millón de amigos, que existen ciertas condiciones que favorecen el ambiente para que se generen lazos de largo aliento entre dos o más personas. Una de ellas es el compartir valores comunes como el respeto, solidaridad, lealtad, honestidad. En el marco de esos valores compartidos, entre los amigos considero debe existir la confianza para mostrarse sin juzgarse; es decir, cada parte de la ecuación debe estar abierta a aceptar al otr@ desde lo que es, sin sentir el temor a verse cuestionado, y mucho menos rechazado por compartir en determinado momento una visión del mundo y ante determinado tópico, diferente. Ahí el respeto es primordial. El no condicionar la amistad al hecho de que por múltiples razones existan puntos de vista divergentes en algún momento.
Otro aspecto creo que tiene que ver con la solidaridad y la reciprocidad. Los amigos saben y sienten que pueden contar con el otro. Son conscientes que a pesar de la distancia, no sólo de espacio sino inclusive de tiempo, hay un vínculo supremo que los une que hará posible la compañía y el apoyo, aunque sea a través de una conversa mediada por la tecnología que hoy favorece esa dinámica de encuentro virtual. Los amigos están a fin de cuentas para acompañarse en las buenas y en las malas, para mostrarse afecto genuino y sincero. Ser amigos es poder estar abierto a escuchar, apoyar, brindar palabras de aliento, transmitir seguridad.
Jesucristo con razón llamaba a sus discípulos no siervos sino amigos, porque en el fragor de su prédica y los riesgos asociados a la misma, le fueron leales. En ellos depositó su confianza, a pesar de las dudas y los temores que seguramente los agobiaron. Ellos lo conocieron mejor que nadie y aunque, inclusive, personajes como Pedro llegaron a negarle, él los amó tanto y fue capaz de perdonar esos temores tan humanos porque llegó a conocerlos, incluso, mucho más que lo que ellos mismos se conocían.
Lic. Humberto Luque M. CNP 10.348
humbertoluquemendoza@gmail.com
-